Los acreedores privados
Los acreedores internacionales sugirieron al sistema financiero global, que copiar la idea de los "patacones" era buena.
Conceptualmente, la cosa venía por el lado de poner cajeros con pesos argentinos en todo el planeta.
La "Banelco", se vanagloriaba un coqueto mercachifle en una esquina de la Recoleta.
Este barrio tan selecto no seguía igual que siempre, había mejorado incluso.
Las zapatillas colgaban de los cables de luz, los secuestros extorsivos venían tuneados con recuerdos para las víctimas como perfume francés y chocolates suizos.
Habían puesto un local con el último grito de la moda.
En el mismo se conseguían masajeadores pulmonares con electrodos.
Toda la gente andaba con eso.
Se tiraban en la cama, con un bisturí abrían su tórax y conectaban a la tráquea un aparatejo que tenía varios cables.
El cable verde era largo, había que darle toda la vuelta al torso para entrar por la espalda (precio puntazo) a los pulmones, ahí se conectaba y se apretaba un botón en el aparato.
Daba una corriente placentera que dormía la respiración, en esos tiempos la higiene era muy mala, entonces mientras uno descansaba los pulmones, el vecino le limpiaba las axilas con Bonex 89.
Cada tanto alguien se tomaba todo para el lado de los tomates y desconectaba al bacán, generalmente este moria, pero como se trataba de un hecho jocoso se hacía una fiesta pagana.
Un día Rubén pidió conectarse.
Prepararon todo y apareció la vecina con una pila de bonos para continuar la tradición.
Mientras lo tergiversaban salió un canario de adentro de un cajón que había sido profanado.
Cuando Florencia lo desconectó pusieron cumbia colombiana y sacrificaron a un genocida.
Víctima de la meditación.
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