En la cuerda floja / Incógnita / Laberinto / Revelación

A la vera del camino me encontré un manojo de nervios.

Yo lo que quería era seguir tranquilo, pero no pude con mis arrebatos, entonces me hice una macumba.

Agarré un poco de pelos, ropa usada, una gallina muerta y una muela, metí todo en un balde y lo prendí fuego.

Las llamas se convirtieron en un botón.

(Aprétole) sin ganas, casi como esperando el milagro.

En un santiamén flotaron cientos de conceptos, variopintos.

Uno de ellos (llamóme) la atención.

Era un curioso con forma de trocánter, llevaba una bursitis en cada costado.

Repetía a la multitud una serie de incógnitas reveladas.

Paso a explicar la más interesante :

Se trataba de algo simple.

Según este compendio de calcio y recuerdos, a uno lo fletan de este plano cuando no alimenta más a la tierra.

Aparentemente "La Tierra" se hace de nuestra energía, y cuando se aburre nos asesina, nos enferma, nos accidenta.

Lo interesante es que a priori uno podría pensar en grandes figuras, cuya energía irrefutable pudiera ser fundamental para este proceso.

Con esta lógica, al momento de pensar en qué podría llegar a querer este plano de nosotros, una eminencia debería ser más importante que un pobre linyera.

(como si se tratara de un enchufe que nos conectan, y cuando nuestra batería se apaga, el quía nos manda al cementerio de teléfonos celulares, simplemente por no aportar más nutrientes a su capricho)

Pero bueno, algún claroscuro debía tener.

Porque entonces, yo preguntaba :

- Para qué se eliminaron del proceso a tantos seres aparentemente requeridos?

- Acaso un enamoramiento de Kennedy no calificaba como buen alimento balanceado?

Se escuchó un suspiro muy sutil, sinónimo de idiota (casi)

Es que la respuesta vino en forma de boomerang cuando ese concepto y / o trocánter expuso algo todavía más tirado de los pelos :

- "No se trata de la talla de la figura, ni de qué tipo de épica busca, se trata de cómo maneja el sinsentido"

De entrada yo no entendí a qué venía algo tan rebuscado, pero a medida que fui envejeciendo en 10 minutos, me di cuenta lo que ese conjunto de palabras tan pretenciosas y tan snobs venían a esconder para siempre.

Aparentemente la fuente de todo sería la calma.