Beneplácito insostenible
Me fui a dar una vuelta, a donde se aburren los ex vivos.
Tanta solemnidad me resultaba tediosa, entonces nuevamente tomé un atajo hacia el tremendismo.
Era un embate permanente de despelotes, se volvieron tan lindos y refrescantes las cuestiones que se armó una constelación.
Se iban apagando las luces de neón, probablemente de algún sucucho de Av. Díaz Vélez.
Me metí en la bóveda familiar, buscando a los reyes magos, pero no estaban.
Nadie se había comido el pasto la noche anterior.
Comments
Post a Comment