Martínez

 Martínez estaba fastidioso y tenía tos perruna.

Había perdido un púlpito en Chile, justo en el momento en el que un pino se plantaba en el imaginario de su hermana con prolapso.

En su órgano pélvico se organizaba una fiesta semanal, los Viernes a la noche, tenía capacidad para 300 contadores y escribanos de C.A.B.A.

Mientras ronroneaba junto a sus amigos tuvo una visión periférica, de esas que son definitorias.

Se apuró a redactarla, pero como no encontraba pluma y papel terminó auto mandándose un mensaje de WhatsApp a su otro línea.

"No te olvides de disecarte en cada esquina, por favor"



Comments

Popular Posts