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La tía sufría de prolapso mental, hacía mucho tiempo atrás había perdido la ira en un episodio confuso.

No recuerdo bien si fue en la banquina, en la cúspide de su éxito o en alguna parte de su cuerpo, pero de haber sido en su tierra arrasada me tiro a que los satélites rondaban la órbita ocular.

Dentro de la piel de su párpado izquierdo había una fonda, donde cada tanto ella invitaba a sus "no amigos" a comer, forzaba una risa muy falsa y se hacía la buena.

Era pesetera, fea y nunca había podido amar a nadie, ni a nada.

TODAS LAS PASTILLAS QUE TOMABA ERAN PARA EL FUTURO.

Pero ella (con lo genia que era)  haciéndole honor a las 2 macetas que la sostenían, revoleaba preguntas por doquier.

Un día intentó vomitarme lo siguiente :

"Cómo se le dice al tiempo que transcurre mientras que uno idealiza un futuro mejor y extraña el pasado?"

Yo me quedé estupefacto, como todavía era ingenuo me creí su profundidad.

Ocurre que ella había dicho en realidad una boludez, pero yo en esos tiempos todavía la relacionaba con algo lindo de la infancia, entonces la veía y sentía mejor.

Ahora bien, en algo pudo haber tenido razón con lo que casi dice.

Ella había advertido, sin querer, que el tiempo presente nos atraviesa.

Uno toma medicamentos para que el futuro sea mejor, pero nunca para mejorar el tiempo transcurrido.

En fin.

El asunto fue que el bendito episodio fue pintado por un cana, ex asesino de la dictadura.

Se había mamado y había dejado verse ordinario en el párpado de su hermana.

Esto la enfureció, como a su madre aquella tarde que conoció al sastre exitoso.

Fue tana la hiel que pegó, que parió una botinera y un trepa.

Ella, toda cómoda se sentaba a hablar por teléfono con su envidia, mientras que la madre de este moría a miles de kilómetros.




 

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